Una vez más ella rompe el esquema, camina tan bonita y mueve su belleza.
Seguramente a esto lo pensó alguien antes que yo, y también seguramente debería informarme o averiguar, pero hoy estaba apoyada frente a la ventana, con los brazos cruzados y la mirada clavada en algún punto del verde césped, maldiciendo cual adolescente materialista, caprichosa y amante de la ciudad que soy, por no estar viendo una calle pavimentada con autos circulando sobre ella. En ese preciso instante me acechó la siguiente pregunta que nada tenía que ver con lo que estaba pensando: ¿qué es verdad?
Y en realidad de ahí parte mi pensamiento. Porque por ejemplo de una situación yo puedo decir mi verdad, lo que sé, lo que no, lo que siento o sentí, lo que vi, lo que escuché. Pero es eso, es MI verdad. No es LA verdad. De la misma situación otro puede decir algo completamente opuesto a lo que yo expuse como mi verdad. Y entonces, ¿eso implica que alguno de los dos estemos mintiendo? Generalmente todos me contestarían: SI. Y en realidad fue lo primero que pensé.
¿Pero si no fuese así? Porque quizá la misma situación vivida desde otro punto de vista le marque a ese otro su propia realidad, diferente a la mía. Y esa sería SU verdad. Lo cual no significa que lo mío sea una mentira. Es una realidad distinta, solo eso.
Sé que es complicado entenderlo, porque hasta me cuesta a mí que soy la que se planteó esas respuestas rebuscadas. Por lo cual voy a ser lo que me es más útil y más conocido, citar ejemplos, pero esta vez creando una breve historia (no juzguen la historia, léanla como lo que es, algo que inventé rápidamente con el afán de hacerme entender):
Juana, estudiante de escuela secundaria, 16 años más o menos, está en una relación turbulenta con Pedro, también de su misma edad. Bien. El punto es que se piden un tiempo. Porque Juana piensa que él es todavía inmaduro y tiene reacciones poco acordes a su edad. Pero Pedro es muy maduro con respecto a otros chicos con la misma cantidad de años. Entonces, ¿es verdad que Pedro es inmaduro? Seguramente quienes lo conocen a él digan que no, porque claro, a comparación de otros el es muy adulto, es estudioso, respetuoso y atento. Sin embargo, si se le pregunta a Juana (o a las amigas de Juana), Pedro es un chiquilín, que no asume responsabilidades, que está todo el tiempo pendiente de cosas “poco importantes” (seguramente porque no le da a Juana la atención que pretende). Se podría decir que los primeros solo lo juzgaron como persona y que las chicas lo juzgaron como novio. Aún así, si se pusiesen a evaluarlos ambos como novio o como persona tampoco llegarían a un acuerdo, porque cada uno tiene su idea armada acerca de cómo es o cómo deja de ser Pedro.
Ese fue mi pobre ejemplo, pero del cual se puede reflexionar y lo que necesito, que se entienda mi punto. Cada uno dijo lo que creía que era verdad. Pero obvio, cada uno desde su perspectiva. Ninguno de los que opinan mienten, cada uno expone SU verdad. Lo que no implica que el otro esté mintiendo. Y solo hago esta repetición para recalcar la idea.
Nada puede ser tomado como una realidad pura, sino que cada uno tiene su propia realidad o propia verdad, depende de lo que se tenga en cuenta a la hora de exponerla. Claro que se puede mentir, no lo niego, solo digo que es verdad que se pueden tener de un mismo hecho dos verdades simultáneas. Y en fin no hay verdades absolutas, cada uno tiene la propia, valedera para uno mismo, o para el resto también, quizá, o quizá no, NO SÉ.
Es verdad que me enredé y que no pude plasmar en palabras lo que mi mente  reflexionó y que el ejemplo que creí iba a ayudarme, no facilitó nada y encima fue muy carente de elaboración. Punto. Es MI verdad. ¿Se entiende? NO.

No hay comentarios:

Publicar un comentario