Una vez más ella rompe el esquema, camina tan bonita y mueve su belleza.

Tengo algo en el pecho que no me animo a contar. No me animo a contar mas bien porque no lo sé describir. En realidad no lo sé describir porque no sé qué carajos es. Bien, así me encuentro. Así de ‘no sé cómo’. Pero sé que con algo en el pecho que se asemeja al bienestar que le sigue a la crisis. Pero es como que aun no lo asimilé. Estoy en trance. O mejor dicho en transición. Estoy viviendo esos momentos de la vida que te llegan muy de vez en cuando y que vos, que te conciderás una de esas personas sin suerte (como yo me califiqué mas de una vez) no podés creer que te esté sucediendo a vos. Es que simplemente esas cosas solo son para personas afortunadas…
Pero bueno, hoy me toca a mi, a la sin suerte, a la que sufrió mas de la cuenta. Y hoy disfruto sin reservas, canto adelante del espejo (nada bien, debo reconocer) y miro un dos mil once luminoso, alto, en la cima del cerro, con la soledad mas acompañada de todas y esa pregunta… ¿Lo veré cuando rece dos mil sesenta y pico así? Así como hoy, así como siempre soñé. Así, desde la otra orilla, con el universo a mis pies. Dueña y señora de todo; de mi, de vos…

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