Una vez más ella rompe el esquema, camina tan bonita y mueve su belleza.
Están esos muchos yo, esos que conviven dentro mio y no sacan turno para salir, solo salen en el momento en que lo desean.
Está esa Antonella estudiosa: autoexigente por demás, la que se ocupa de recordar fechas, presentar trabajos, estudiar para las prubas y cumplir con lo requerido.
Está esa Antonella no estudiosa: la que mira de reojo al profesor para comprobar si es un buen momento para sacar el machete.
Está Antonella hija: la que intenta ser lo que sus padres siempre soñaron, seguir siendo un lucero en las tinieblas.
Está esa Antonella clásica: la que prefiere los libros.
Está esa Antonella moderna: la que respira crédito en lugar de oxígeno, sigue las últimas colecciones y mira ftv tanto como puede.
Está Antonella amiga: la que a las tres de la mañana y pariendo sostendría el teléfono para escuchar el problema (seguramente amoroso) de su mejor amiga.
Está Antonella fiestera: apresada desde hace seis meses en una jaula imaginaria, caminando por las paredes, agazapada esperando salir.
Está esa Antonella independiente: la que está pensando seriamente la opción de tomar su propio rumbo, sola.
Está esa Antonella dependiente: la que piensa que la vida no sigue sin mamá.
Está Antonella defensora: la que lucha por sus ideales (y por la gente que quiere)
Está Antonella novia: apasionada, dulce, tierna y rebuscada.
Está esa Antonella impulsiva: la que hace (y muchas veces se equivoca)
Está Antonella pensante: la que no hace, por pensar tanto y no decidirse nunca.
Está Antonella deportiva: internada en terapia intensiva.
Están esas Antonellas y tantas otras que apenas llego a conocer.

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