Una vez más ella rompe el esquema, camina tan bonita y mueve su belleza.
Miro mi interior y te reconozco - seguís ahí - en el rincón de mis esperanzas humedecido con ilusiones y con las telarañas de los sueños que no fueron.

Bajo la vista - seguís ahí - en el infierno de posibilidades inexistentes.

Subo la vista - seguís ahí - en todo mi cielo, en lo más recóndito de lo inalcanzable.

Miro hacia atrás – seguís ahí – escondido entre una maraña de recuerdos.

Miro hacia delante – lloro – ya no seguís ahí.

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