Ninguno de los dos creía en el destino y este se vengó para hacerse notar~
De amar a enloquecer. De enloquecer a respirar aire viciado de torturas. De ‘respirar’ a morir. De morir a revivir. De Rosario a Villa del Dique. De Villa del Dique a Rumipal. De Rumipal a Amancay. De Amancay, sin retorno, a vos. Y delicadamente retiro los puñales asestados con violencia, y hago reverencias frente a sus autores. Me arrodillo a los pies del que noqueó mi integridad, y aplaudo a quien desistio de seguirme en el camino. Una suerte de dominó que merece llamarse destino, donde cada ficha marcó el rumbo hacia vos. No creías, yo tampoco. Vos de un mundo, yo de otro. De la ciudad al campo, del caos a la paz, del desamor al jubilo, de nada a todo. Gracias destino, por hacerte notar y hacer de lo impensado, la mas soñada realidad.
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