Nudos de palabras, enredos de silabas y confusión sobreactuada. Miles de frases aguardando salir, escondidas entre los recovecos de mi garganta, miles de frases que transitan desde mi mente pero se deshacen entre las cuerdas vocales. Y miro por entre ellas, las releo una y otra vez, cada vez las entiendo menos. Ya ni se perciben, ya se pierden, ya las olvido. Y no surgen, ni siquiera asoman, pero están ahí. Están adormecidas, las venció el cansancio de las promesas del ‘algún día las pronunciaré’. Esperaban vivir, esperaban ser. Esperaban. Pero todos nos cansamos de esperar, las entiendo. Duerman, porque las defraudé. Les mentí. Nunca van a ser sonidos. Solo van a ser pensamientos. Desde aquel día para siempre…
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