CHERRY cherry boom BOOM
Una vez más ella rompe el esquema, camina tan bonita y mueve su belleza.
Verás, siempre llevo cuanto necesito: aire en mis pulmones y unas cuantas hojas de papel en blanco. Me encanta despertarme por la mañana sin saber qué me deparará el futuro, a quién conoceré o dónde me llevará la vida. Creo firmemente que la vida es un regalo y no pienso desperdiciarla. Nunca se sabe qué cartas repartirá la próxima vez; aprendes a aceptarla tal como viene, así, cada día cuenta.
Está esa canción, que sonaba en la película que vimos juntos.
Está ese olor, a café, que me recuerda a vos.
Está esa frase, de las inteligentes que me soles pronunciar.
Está esa técnica, esa que me enseñaste.
Está ese viento fuerte, que me hace entre-cerrar los ojos, como cuando vamos en moto.
Está ese anaranjado del sol, de los atardeceres que vimos caer.
Está esa otra canción, la que suena cuando el mensaje es tuyo.
Está esa lección, esa que solo vos me hiciste aprender.
Está ese recuerdo, tan vivido que lo revivo una y otra vez.
Están en mi mente tus pestañas humedecidas, tu nariz roja y tus ojos cristalinos.
Todo está archivado en mí, para no irse jamás-
Leer y escribir.
Como empezar a leer no hay apertura. Como tildar a alguien de soberbio no hay peor tilde. Como maestra la mejor es la lectura, como primera condición ser bien humilde. Porque leer es como teletransportarse, como un interno murmullo, es como amar, es entregarse, como hacer mio lo tuyo. Con mis pupilas hambrientas, devoro copia tras copia. Mente y emociones filtran, formo ideas propias. Abierto a leer estoy, todo cuanto se lea. Mi conciencia filtra y formo mi propia idea. Como empezar a escribir, no hay aventura. Como abismarse al interior, no hay mas abismo. Como escalera la mejor es la escritura. Como primera religión, catarsisismo. Porque escribir es como romper el hechizo, como saltar al vacío. Como alentar al sumiso,
como hacer tuyo lo mío.
como hacer tuyo lo mío.
Logré leer(te), descifrar(te) y entender(nos). Pensé y mi pensamiento se nubló de miedo, de angustiante desesperación, de angustia desesperante. Y si no soy sin vos, quizá el año que viene no sea. Y por consiguiente el otro año no sea tampoco. Y quizá cuando ya pueda volver a ser ya me olvide como era. Y también quizá me busque yo y otro poco me busques vos pero no esté, o haya una yo distinta, una que ya no se parezca a mi. Y quizá esa que haya en lugar de mi, esa que se vista con mi misma piel, no te guste como la que te gusta ahora. O también puede ocurrir que al volver vos, vuelva yo instantáneamente… casi como quien despierta de un sueño en donde era alguien mas.
If I was perfect..
Si yo fuese perfecta seguramente mediría aproximadamente 20 cm mas de lo que me atribuyo… Tendría piernas largas y delgadas y no tendría qué envidiarle a Kate Moss. Seguramente conservaría mi peso, distribuido en ese perfecto metro setenta y monedas. Si lo fuera, tendría piel tersa y no me amenazarían ni las estrías ni las celulitis. Mi busto sería digno de admirar y mi cola mas firme que el yogurt que tengo en mano.
Si yo fuese perfecta no sería soberbia, ni autosuficiente y caprichosa. Sería social y contestaría con una sonrisa siempre, aunque me pregunten si me caí mientras me ven desarmada en el piso. Sería solidaria y tendría gestos cálidos con los demás. La seguridad en mi misma sería tan grande que me llevaría el mundo por delante sin estrellarme contra ninguna pared. No lloraría mas que de alegría y mis recuerdos serían todos felices, al igual que mi presente, igual que mi inevitable futuro si yo fuese perfecta. No dependería de la existencia de nada ni de nadie, el apocalipsis no llegaría en caso de que a mamá se le ocurra irse tres años a China sin celular, ni Internet ni ningún medio de comunicación existente. Mi puntuación sería 10, no solo en el colegio, sino en la vida en general. Si fuera perfecta no me molestaría ni siquiera ir en un colectivo lleno de gente vestida de color naranja. No intentaría encontrarle la quinta pata al gato, entendería simplemente que tiene cuatro y con eso sería feliz.
Si yo fuera perfecta me enamoraría inevitablemente de mí misma…
Pero no soy perfecta, estoy muy lejos de eso y no me apena. Me gusta amar a otros mas que a mí misma, me gusta administrar mi tiempo pensando en él y tenerme que esforzar para lograr mis objetivos. Me gusto así de complicada, caprichosa y rebuscada.
No creo pedir muchas cosas en verdad... Pido algo de viento, para que me despeine el cabello de esa forma graciosa, como cuando juegan a entrelazarse. Pido que estés... Ahí, inerte si te parece mejor, pero pido sentir tu respiración para seguir respirando. Pido lágrimas, y no secarme de tanto llorarlas. Pido soledad, un espacio para mi misma, para conversar con mis pensamientos y mi imaginación. Pido al mismo tiempo que nunca me dejen sola. Pediría paciencia, pero ya sé que sería mucho pedir. Pido esas cosas simples de la vida que me dejan sonreirle al cielo, cada día, una vez mas...
‘La vida conspira en mi contra’. Esa es una frase muy mía, de mi autoría creo yo. Y digo creo porque quizá en algún momento de mi vida la oí decir, o la leí en la cantidad de libros que pasaron por mis ojos o quien sabe… Pero en realidad o tengo noción de ello, así que la clasifico como pura y exclusivamente mía. Muy optimista como verán. Pero así de optimista soy en verdad, así que no me molesta, ni me ofende, ni me doy lástima siendo así. La digo varias veces, en esos momentos que todos tenemos, en esos en los que la gran mayoría suelen decir ‘no pego una’. En lugar de eso, yo lo hago un tanto más dramático con esa frase demoledora: ‘la vida conspira en mi contra’ y algunas veces muta, intercambiando ‘la vida’ por ‘el mundo’. Y esto de decirlo no es soplar palabras al viento y ya. No, no. Claro que no. En absoluto que no. Es simplemente porque siento que todo lo que pudo haber ocurrido, cada circunstancia, cada dicho, cada acto, cada todo que pasó, fue con la intención de que a mi las cosas me salgan como no pretendía. Una especie de efecto mariposa para el mal. Para MI mal.
Pero hubo un día, mas que día noche, mas que noche amanecer, en el cual los astros se alinearon y algo especial rondaba en el aire. Los planes se desvanecieron y la vida cambió de rumbo. Es esa vez en la vida en que lo que tiene que ser ES. Una especie de sentencia que te hace estar ahí, en ese lugar a esa hora. Es esa coincidencia de destinos, esa sincronía con la vida. Es ese momento, tal como fue ese día, noche u amanecer como le quieran llamar, en el que por fin,la vida conspiró a mi favor.
Tengo algo en el pecho que no me animo a contar. No me animo a contar mas bien porque no lo sé describir. En realidad no lo sé describir porque no sé qué carajos es. Bien, así me encuentro. Así de ‘no sé cómo’. Pero sé que con algo en el pecho que se asemeja al bienestar que le sigue a la crisis. Pero es como que aun no lo asimilé. Estoy en trance. O mejor dicho en transición. Estoy viviendo esos momentos de la vida que te llegan muy de vez en cuando y que vos, que te conciderás una de esas personas sin suerte (como yo me califiqué mas de una vez) no podés creer que te esté sucediendo a vos. Es que simplemente esas cosas solo son para personas afortunadas…
Pero bueno, hoy me toca a mi, a la sin suerte, a la que sufrió mas de la cuenta. Y hoy disfruto sin reservas, canto adelante del espejo (nada bien, debo reconocer) y miro un dos mil once luminoso, alto, en la cima del cerro, con la soledad mas acompañada de todas y esa pregunta… ¿Lo veré cuando rece dos mil sesenta y pico así? Así como hoy, así como siempre soñé. Así, desde la otra orilla, con el universo a mis pies. Dueña y señora de todo; de mi, de vos…
Encontrarle el sabor a la derrota.
No siempre ganamos, es rebuscado intentar encontrar algo más sabido que eso. El punto no se encuentra en perder, sino más bien en cómo nos tomamos esa pérdida. Para ser sincera a nadie le gusta sentirse derrotado, en especial a mi. Me siento mal conmigo misma, porque no hice lo que hacía falta, porque actué mal o porque en ese momento las palabras más erróneas fueron las que escupió mi boca en una forma de impulso nervioso irreversible. En fin, por tal o cual motivo, no lo logré y es ahí cuando llegan los reproches, los famosos supuestos del estilo: ‘que hubiese pasado si…’, las preguntas, las respuestas que uno solo se responde y las conclusiones. Todo ahora se centra en esa maldita conclusión en la que suelo ser la responsable de todo lo acontecido aunque muy en mi interior sepa que la pelee con todas las armas que tuve a mi alcance. Aún así, no sirve, mi mente me expone como la principal y única causante de mi evidente derrota. ¿Y qué es lo que gano con eso? Nada, claro, si ya perdí. Ahora encima de perdedora me siento culpable.
Pero después de transcurrido un tiempo medianamente considerable la paz vuelve a restablecerse, cada cosa encuentra su lugar, se producen cambios y ahí estas vos, (o yo, o quien quiera que sea) agradeciendo ese instante en el cual perdiste abismalmente la lucha contra la vida, porque tomaste revancha y no te dejaste caer. Ganaste porque APRENDISTE, de eso se trata todo, de perder para luego ganar en una especie de rueda en la que a veces estamos en la cima y otras tantas (muchas para mi gusto) estamos abajo. Ese es el buen sabor que le encuentro a la derrota hoy en día: la experiencia, lo vivido, lo aprendido.
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